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Trata de Personas en el Perú

La trata de personas es considerada la esclavitud del siglo XXI. Es práctica delictiva que viola los derechos humanos de las personas e implica la compra y venta de seres humanos. Es el tercer delito más lucrativo en el mundo, luego del narcotráfico y el tráfico de armas. Su finalidad es la explotación. Mueve 32,000 millones de dólares en el mundo. De dos millones de víctimas, 1.2 millones son menores de edad. La trata con fines de explotación sexual es su variable más recurrente. Otros fines son la explotación laboral, la mendicidad, la venta de niños, el tráfico de órganos y tejidos humanos. Además, el matrimonio servil y el reclutamiento forzoso.
El Perú es un país de origen, tránsito y destino de la trata internacional, aunque con predominio de la trata interna (sexual y laboral). En lo que va del año se han registrado en nuestro país 214 casos y un total de 541 víctimas, 509 (94% son mujeres). Es obvio que muchos otros han quedado en las sombras de la impunidad.
Al igual que en otros países, la trata de personas en el Perú agrupa variables sociales, económicas y políticas basadas en la pobreza y la extrema pobreza, el desconocimiento del delito, los patrones culturales, la discriminación de género, la violencia familiar, el bajo nivel educativo, la indocumentación, y la corrupción de funcionarios públicos.
En el 2007 se promulgó la Ley Nº 28950 “Contra la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes” basado en el Protocolo de Palermo para Prevenir, Reprimir, Sancionar la Trata de Personas, especialmente de mujeres y niños. Pero aún no existe el Plan de Acción Nacional allí aprobado. El 20 de febrero del 2004 se creó el Grupo de Trabajo Multisectorial Permanente contra la Trata de Personas, que fijó setiembre como el mes de la lucha contra este flagelo.
La Trata de Personas es considerada la esclavitud del siglo XXI porque vulnera los derechos humanos, pues atenta contra la vida, la libertad, la integridad y la dignidad de las personas atrapadas por los tratantes que operan en el mundo y en el Perú y que pueden ser, sin que uno lo sepa, nuestro vecino, amigo, compañero, enamorado o familiar. La propia Organización Internacional para las Migraciones (OIM) así lo definió.
Los tratantes recurren a la captación, el transporte, el traslado de personas, bajo amenaza, la fuerza, el rapto, el fraude, el engaño o el abuso de poder, que al final inciden en la supresión de la voluntad y la privación de la libertad.
Y es que la trata reduce a los seres humanos a “cosas” y comienza con avisos de empleos, contactos por Internet, padrinazgo, seducción y otras modalidades subrepticias.
En casos extremos las víctimas son encerradas, indocumentadas y aisladas, inducidas a alguna adicción y obligadas a pagar la deuda contraída por su traslado.
La violencia psicológica es la más recurrente, con amenazas contra la víctima o su familia que le impiden actuar con libertad. Se puede observar menores en las calles ofreciéndose, sin imaginarse que son víctimas de trata, conforme explica Yolanda Llanos, especialista de Acción por los Niños.
Falta por hacer:
El ministerio de Educación no está alertando a la población a no creer tan fácilmente en los ofrecimientos que les hacen a sus hijas. El ministerio de Transporte hasta la fecha no emite directivas que obliguen a los servicios privados pedir el DNI a los menores con sus familiares, en caso contrario, el permiso legal firmado.
La Policía no es apoyada en el tema de justicia y las comisarías tienen que ver qué se hace en la comunidad, pues hay una serie de negocios que ofrecen estos servicios sexuales, en lo que compete responsabilidad a las municipalidades.
Las formas más conocidas
En el Perú, como en otras naciones del mundo, la explotación sexual ha alcanzado ribetes preocupantes y en especial la de menores de 13 a 17 años. Ello se da, según la coordinadora de Acción por los Niños, porque en el país se conjugan factores asociados a la pobreza y a la inequidad. Se trata de Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes y no de prostitución infantil, ya que ellos no pueden decidir sobre su cuerpo.

Sexo con menores
Mosquera sostiene que tener sexo con menores conlleva al adulto a querer sentirse con poder y advierte que no siempre se trata de un pedófilo. Por su parte, la directora del Movimiento el Pozo, Tammy Quintanilla, refiere que el quid del comercio sexual con menores es pagar por dominar al otro, vulnerando sus derechos. Las mujeres menores son las más demandadas por una discriminación de género, pues se les identifica como objeto sexual.
Deficiencias
La coordinadora de Acción por los Niños dijo que el Estado aún no está preparado para atender a las víctimas recuperadas, falta mayor trabajo de inteligencia a la policía, apoyo logístico y técnico para allanar lugares de explotación.
Existe el problema de la objetividad de la prueba para demostrar la acción delictiva, según la doctora Elvira Álvarez, vocal de la Quinta Sala Penal, quien añade que el proceso ordinario se revictimiza a los menores, cuya inocencia en la situación es cuestionada por lo policías.
El coronel Miguel Esquivel, jefe de la División de Trata de Personas de la Dirincri, afirma que el Poder judicial prioriza como delito el proxenetismo y no la trata, lo que obstaculiza la labor policial.
El coronel Esquivel advirtió que los tratantes que explotan a menores de edad en Madre de Dios donde pululan centros mineros y buscadores de oro, como en la zona Delta 1 del centro poblado de Pukiri, no se dan por vencidos y han mudado sus bares y centros de diversión hacia otro lugar dentro de esta misma región; luego que esta división recuperara a 20 menores de Delta 1 el año pasado. Ellas fueron llevadas desde Pucallpa e Iquitos con falsos ofrecimientos de trabajo, luego privadas de sus documentos, inducidas al vicio, violadas y explotadas. Las menores así como las detectadas en diferentes locales del país son obligadas a presentarse como mayores de edad, para lo cual los explotadores les proporcionan un DNI con nombre falso.

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